sábado, 30 de junio de 2018

Por última vez

El sol se ocultaba detrás de las montañas que se veían desde la parte posterior de la casa. Gloria, de pie en el cenador que tanto le gustaba desde que era niña, al que iba a refugiarse cuando quería estar sola para llorar sus penas o disfrutar de sus logros, contemplaba aquel espectáculo que tanto le fascinaba desde que lo descubrió con apenas once años. Ella podía ver desde allí cómo la tierra quedaba en penumbra, a merced de las fuerzas que poblaban la oscuridad.

domingo, 24 de junio de 2018

Escarmiento

No le gustaba el bullicio de las cafeterías de la zona de oficinas al caer la tarde, cuando estaban llenas de trabajadores que trataban de evadirse de la rutina de su trabajo o de un mal día o querían celebrar un ascenso o una brillante operación. A Vicente todo eso le resultaba artificial, impostado. Sabía que tras todas aquellas risas se escondía el peso del trabajo que no se había logrado dejar detrás de la puerta del despacho o el temor de llegar a una casa donde esperaban los problemas que se habían ido agrandando con los años y que hacían del trabajo un refugio.
A Vicente no le gustaba aquel alborozo, las carcajadas, las palmadas en la espalda y los fuertes apretones de manos.

sábado, 16 de junio de 2018

El cumpleaños

Alzó la copa de vino para brindar por su treinta y cuatro cumpleaños. Nadie correspondió a su gesto porque Daniel se encontraba sólo en su apartamento; de alguna manera había que llamar a aquellas tres estancias, cocina, baño y dormitorio, que era todo lo que se podía permitir.
Apuró la copa de vino y, mientras se servía otra, hizo un repaso de lo conseguido en su vida hasta entonces. Unos estudios universitarios abandonados hacía muchos años, unos padres en una pequeña ciudad en el otro extremo del país, si es que seguían vivos, porque hacía más de diez años que no sabía nada de ellos; un hijo en algún lugar que tendría ahora cinco, no, siete, bueno, no sabía tampoco cuántos años tenía, ni siquiera como se llamaba.

sábado, 9 de junio de 2018

No quiero verte más

Hacía más de una hora que estaba sentado en aquella terraza, esperando o, mejor dicho, con la esperanza de ver de nuevo a Marta.
Marta. Sólo recordar su nombre le producía un dolor en el estómago que le subía por el pecho hasta casi ahogarlo.
Marta era la que le había enviado un mensaje de whatsapp hacía cuarenta minutos: “no quiero verte más”. Y fue como si el silbido que tenía como notificación para sus mensajes se hubiera convertido en un puño que le había golpeado en el estómago, en el cuello, en la cabeza y lo había dejado sin aire, sin respiración y casi sin vida.

sábado, 2 de junio de 2018

Reciente

La palabra piso era demasiado pretenciosa para aquel espacio al que hasta llamarlo apartamento parecía una exageración. Había despertado en él por primera vez y todo resultaba deprimente: la escasa luz que entraba por las ventanas, los muebles baratos y las paredes mal pintadas y con manchas. La chica de la agencia le había dicho que estaba recién pintado, pero estaba claro que recién encerraba para ella un significado diferente al que le daba el diccionario y abarcaba un periodo que seguramente podría remontarse a varios meses o incluso algún año atrás.
Bueno, era sólo una mentira más y Bruno suponía que a sus más de cincuenta años de una vida llena de mentiras era inevitable que éstas siguieran adornándola en cualquier circunstancia.

Obituario

  Lo vio en la edición digital del periódico local, su fotografía de al menos veinte años antes y a su lado la palabra obituario. No había d...