jueves, 24 de septiembre de 2020

Amigos

Era una agradable tarde de otoño con un cielo de un intenso azul después de dos día de lluvia inclemente, todo era tan perfecto que Julio estaba convencido de que Luis no le traería más que malas noticias. Su amigó lo había llamado aquella misma mañana para decirle que estaba en Gijón y proponerle que se vieran esa tarde en la terraza del Café Dindurra.

Hacía más de cinco o seis años que no sabía nada de él, su relación se había enfriado mucho desde que abandonara Gijón doce o quizás quince años atrás y, desde entonces, se habían visto apenas tres o cuatro veces. Según lo estaba pensando se dio cuenta de lo poco que le importaba el que, en una parte tan remota de su vida que ya casi no estaba seguro de que fuera suya, había sido su mejor amigo; tantas incertidumbres en cuanto a los acontecimientos que recordaba con imprecisión sólo demostraban que apenas pensaba en él. Y si una persona te importa no puedes estar mucho tiempo sin recordarlo, se dijo a sí mismo.

Disfrutó del corto paseo desde su casa y cuando estaba a unos metros de la terraza descubrió a Luis. Bebía de una jarra de cerveza y vestía un impecable traje blanco que, por lo inusual en Gijón, habría llamado la atención en cualquier época del año y más ya habiendo dejado bien atrás el verano. A Luis siempre le había gustado llamar la atención, pensó Julio sin evitar sonreírse.

Obituario

  Lo vio en la edición digital del periódico local, su fotografía de al menos veinte años antes y a su lado la palabra obituario. No había d...