viernes, 24 de junio de 2011

Músico callejero

Cuando de joven soñaba con ser un gran violinista y vivir de la música nunca se imaginó que su sueño se haría realidad convertido en pesadilla.

Apostado en la esquina de la calle, con una pequeña caja de cartón a sus pies con algunas monedas como señuelo, tocaba el violín de forma mecánica, sin pasión, apenas con la técnica aprendida en sus primeros años de estudio y perfeccionada después con sacrificio y esfuerzo.

Estaba en una esquina apartada de las más comerciales porque le daba vergüenza tocar en la calle, ante gente que pasaba a su lado sin mirarlo, o ante otros que se detenían un momento y seguían su camino quizás por prisa, quizás porque su música los dejaba indiferentes, o ante los niños que se burlaban de él.

Ella se acercó y depositó en la caja, tímidamente, un billete de diez euros. El violín desafinó llevado por el movimiento nervioso de la mano del músico. Desde el billete levantó la vista hasta tropezarse con sus ojos. Eran verdes, tranquilos y desprendían una luz para él nunca vista.

  • Los diez euros son para que toques como tú sabes hacerlo – le dijo sin dejar de sonreir.


Pasó casi un minuto antes de que fuera capaz de preguntarle:

  • ¿Qué quieres que toque?

  • El Canon, de Pachelbel



Cerró los ojos, ajustó el violín sobre su hombro y comenzó a tocar como hacía años que no lo hacía. Tocaba para ella, pero, sobre todo, tocaba para sí mismo, recuperado de pronto el amor por la música que creía perdido hacía ya muchos años.

Terminó de tocar, abrió los ojos, no había nadie delante de él, tan sólo la caja de cartón a sus pies.

3 comentarios:

  1. Información Bitacoras.com...

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  2. Cuando veo a algún músico tocando en la calle o en el metro, siempre me acuerdo de aquel reputado violinista que estuvo tocando en una parada de metro, creo que en Londres o Paris durante varias horas. Apenas dos o tres personas se pararon a escucharlo. En los grandes teatros de la ópera, llena siempre y le aplauden a rabiar, además de tener un caché económico tremendo. Hay videos del suceso en Youtube.

    Tu relato es enternecedor por lo real, y el Canon es mágico.

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  3. A mí siempre me ha fascinado la posibilidad de tocar un instrumento, por eso, cuando veo a un músico tocando en la calle no puedo evitar pensar qué lo habrá llevado a esa situación.
    El Canon de Pachelbel, en efecto, mágico. He añadido la música al post para quien desee oírlo.
    Me alegra verte de nuevo por aquí.

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