miércoles, 23 de febrero de 2011

Calidad de servicio

Desde la ventana del hotel se veía el paisaje desolado de las calles vacías alumbradas por las luces amarillas de las solitarias farolas.
Las ventanas de los edificios, a obscuras, no mostraban ningún signo de vida.
De pronto llegó un coche. Se detuvo en doble fila delante de uno de los portales. Sí, ahora, lo veía bien, era un coche fúnebre.
Dos hombres descendieron con pereza de la parte delantera, llamaron a un timbre y a continuación se acercaron a la parte trasera del coche y sacaron un ataúd.
Una de las ventanas del edificio se iluminó, se descorrieron las cortinas y el perfil de una persona, quizás una mujer, se recortó ante los cristales.
La mujer, ahora estaba seguro, abrió la ventana de par en par y en un movimiento extraño se elevó unos cuantos centímetros y se precipitó al vacío.
Los empleados de la funeraria miraron el reloj. El huésped abrió su ventana a tiempo para oír a los dos hombres.

- Ahora a esperar por el juez – dijo uno.

- A ver cuando ponen en los juzgados un servicio a la carta como el nuestro y el juez ya está esperando por el muerto como nosotros – dijo el otro.

- Para eso tenían que privatizar la justicia... - dió una calda al cigarrilo antes de añadir - mientras sean funcionarios...

3 comentarios:

  1. Información Bitacoras.com...

    Valora en Bitacoras.com: Desde la ventana del hotel se veía el paisaje desolado de las calles vacías alumbradas por las luces amarillas de las solitarias farolas. Las ventanas de los edificios, a obscuras, no mostraban ningún signo de vida. De pronto.....

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  2. Hay que evolucionar, que se le va a hacer.

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  3. Hola, MA.
    Hay que adelantarse a las necesidades del cliente.
    Saludos.

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