La felicidad de Lidia
Vivía en un piso pequeño y ruinoso donde el techo goteaba cada vez que llovía. No tenía familia y su trabajo era tan precario que no le llegaba ni para la cena. Pero Lidia era feliz. Y todas las tardes, cuando llegaba a casa, se sentaba en su destartalado balcón, con una humeante taza de café y pintaba el cielo de inimaginables colores, inventaba sabores nuevos e imaginaba extraordinarias historias de todo aquel que veía pasar bajo sus pies.
Lo que ella no sospechaba es que en el balcón de al lado la observaba Jusepe, un joven guapo, alto y muy rico, que cansado del interés que su fortuna causaba en la gente decidió refugiarse en aquel miserable barrio. Él, que la observaba a diario, no podía entender como aquella chica parecía tan feliz. La seguía a todas partes, incluso a su trabajo, donde contempló los abusos a los que era sometida; y un día, armado de valor, decidió esperarla en el portal, porque en silencio y en soledad Jusepe se había enamorado de aquella risueña joven. Ella, al verle, sintió lastima por él, era tan guapo y tan delgado, pero estaba claro que no tenía para comer, así que sacó la única moneda que tenia y se la dio. Jusepe no aceptó, pero le dijo que aceptaría un café; y desde ese día están sentados los dos juntos en su destartalado balcón.
Ella le pinta el cielo de maravillosos colores y le cuenta todas las historias que hoy inventó. Con una taza de café, bombones e ilusión comparten por siempre la ilusión y el amor; eso sí, regado con champán y fantasía.
Mercy Flores
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Que bonito cuento, me gusta la ilucion que contagias en él.
ResponderEliminarYo quiero un principe azul
En estos terribles tiempos que corren es importante tener esperanza de felicidad, por eso me gusta leerte, me gustó mucho
ResponderEliminarFantástico,que final más bonito.Gracias por deleitearnos con tan maravillosos relatos
ResponderEliminarQue dulce y tierno, a mi me gustó pero que sepas que a mi hija de diez años le gustó muchississimo o eso dijo jeje.
ResponderEliminarPrecioso relato Mercy, con un precioso final feliz , me ha encantado !!felicidades!!
ResponderEliminarQue bonito, Mer, es en las adversidades, en la humildad, donde sabemos que hemos encontrado el amor verdadero... Muchas felicidades, y muchas gracias por deleitarnos con estos cuentos tan cortitos y tan llenos al mismo tiempo...
ResponderEliminarPrecioso. Aquí se demuestra como con tu fantasia y magia nos abres los ojos para que sigamos viendo que aún a pesar de la crisis, el amor sigue existiendo y los príncipes azules y las Cenicientas. Gracias, Mercy.
ResponderEliminarDulzura tras dulzura nos entregas tú magia en forma de letras con un sentimiento e ingenuidad que, cada día se ve menos, tanto en la literatura como en la vida misma, con lo cual es de agradecer, Mercy, como tú mismo nombre indica. ¡Muchas gracias!
ResponderEliminarDelicado, amable e ilusinante relato.
ResponderEliminarA pesar de todo...¡la felicidad!
Saludos, Mercy.