El sol arrancaba destellos dorados a sus cabellos. Su piel blanquísima adquiría con aquella luz un color sonrosado y hasta sus labios parecían tener un rojo intenso.
El graznido de un cuervo lo sacó de su ensimismamiento, comenzó a alejarse lentamente y, como si hablara consigo mismo, se encogió de hombros. Siempre le ocurría lo mismo: le parecían mucho más guapas muertas que vivas.
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Un micro realmente sombrío y que entra de lleno en el terreno del terror mas cruel.
ResponderEliminarUn abrazo
Pasa con muchas cosas. Se ven mejor cuando no están.
ResponderEliminarUnos micros aterradores chico.
MA, lo tomo como un halago.
ResponderEliminarGracias.
Gracias, José Vte. por la descripción que has hecho del micro.
ResponderEliminarSaludos.